Redactora colaboradora como apasionada de la literatura. Redacción de reseñas y entrevistas de grandes escritores y de futuras promesas.

Sara Aranda Martínez - 25 mayo 2020
Gabriel García Márquez nació en Aracataca, Colombia. Periodista y narrador. Su novela Cien años de soledad (1967) le valió el Premio Nobel de Literatura en el 82. Gracias a ella la literatura hispanoamericana se ganó un hueco en el panorama internacional y García Márquez se hizo con el título de genio de la literatura.
Es autor de otras grandes obras como El otoño del patriarca (1975), Crónica de una muerte anunciada (1981) y El amor en los tiempos del cólera (1985). Gabriel García Márquez falleció el 17 de abril de 2014.
Cuando Úrsula Iguarán y José Arcadio Buendía anunciaron que se iban a casar todos se echaron las manos a la cabeza, eran primos. En aquellos tiempos nada debía sorprenderles, sino fuera porque en la familia de Úrsula era bien sabido que de las relaciones entre personas con parentesco nacían niños con cola de cerdo.
José Arcadio Buendía, un hombre muy predispuesto, construyó de la nada la aldea de Macondo. Y allí, en esa tierra lejana rodeada de agua, la estirpe de los Buendía tendría su principio y su fin. Cuando Úrsula y José Arcadio se dieron el sí quiero y tuvieron a su primer hijo no se imaginaban el devenir de los próximos años.
Cien años de soledad es una obra maestra en todos los sentidos. Y no porque lo diga yo, sino porque se encuentra en las estanterías de todas las casas y sus protagonistas se alojan en la memoria de las generaciones que crecieron con ella.
Es una novela que hay que leer concentrado. Los diálogos son escasos y las descripciones muy elaboradas. No es una lectura rápida y fácil. Si buscas esto, quizás no sea el momento para leerla. Pero no pasa nada, búscale un lugar privilegiado en tu estantería y en unos años rescátala. Entonces podrás disfrutar de cada línea, de cada párrafo y de cada página.
¿De qué trata Cien años de soledad? De la vida. Con sus verdades aplastantes, con sus tediosas rutinas, pero también con instantes mágicos. ¿Alguna vez has llegado a confundir un sueño con la realidad? ¿Alguna vez te has repetido tantas veces una mentira que acaba por ser verdad? Pues eso es esta novela, una mezcla de realidad y ficción.
La estirpe de los Buendía es, sin lugar a duda, particular. A lo largo de la novela conocemos a más de 20 Aureliano y a otros tantos José Arcadio. Esta historia tiene tantos protagonistas que acabas por hacerte un lío. Una buena idea es hacerse un árbol genealógico según vayan apareciendo nombres, podrás disfrutar mucho más sabiendo el origen de cada personaje.
Para los lectores de Cien años de soledad, la aldea de Macondo se ha convertido en un lugar en el que refugiarse, donde se mezclan los miedos, la magia y el deseo. Lo que un día se presentó como un oasis acaba por convertirse en una pesadilla. A los Buendía acaba por pesarles la vida.
Un protagonista fundamental en esta historia es Melquíades, un gitano que dejará en unos manuscritos el futuro de las seis generaciones de los Buendía. Una predicción que solo se podrá descifrar cuando hayan transcurrido cien años.
La historia de los descendientes de Úrsula y José Arcado es cíclica, los mismos nombres y pesares se heredan de padres a hijos. Todos tienen unas personalidades tan marcas que resulta curioso descubrir los rasgos que caracterizan a unos y otros.
Lo especial de Cien años de soledad es que es una obra atemporal. Pueden leerla tantas generaciones como Buendía nacieron, y son unos cuantos. Aunque han pasado más de cincuenta años desde su publicación, sigue embriagando corazones.
Sara Aranda Martínez - 6 abril 2019
Paloma Sánchez-Garnica es licenciada en Derecho y Geografía e Historia. Es autora de grandes novelas como La sonata del silencio (2014), adaptada como serie para TVE, o Mi recuerdo es más fuerte que tu olvido (2016). La sospecha de Sofía es un regalo para todos los amantes de la historia, que pueden disfrutar de esta ficción en un escenario que aún puede revivirse en la mente de algunos.
Madrid, París y Berlín. Tres capitales que hacen palpable, real, esta historia. Dos dictaduras de ideologías opuestas. Una gran revolución. La sensación de estar siendo vigilado y el arduo trabajo de quien vigila.
Sofía y Daniel ya no disfrutan del amor de los primeros años. Del romance que tan entregados comenzaron hace a penas seis años. Con dos hijas y un abismo entre ellos, ninguno se siente realizado. Un día un sobre llega a manos de Daniel y su vida se desmorona.
Emprende un viaje en busca de la verdad, de su verdad. Ha crecido engañado por quienes creía que eran sus padres. La necesidad de saber le llevará a vivir una serie de acontecimientos y encuentros que cambiarán para siempre su destino, y el de Sofía.
La sospecha de Sofía no deja a nadie indiferente. Dividida en ocho partes nos narra esta trepidante historia llena de giros y sorpresas. La trama está tan bien construida que todos los personajes que se nombran tienen un papel crucial. Todos cobran cierto protagonismo en la agonía que viven Daniel y Sofía. Quien parecía olvidado reaparece para cambiar la situación que se presenta.
La evolución de los protagonistas es abismal. Nada tiene que ver la Sofía de las primeras páginas con la de las últimas. Durante el franquismo la mujer dependía completamente de la figura masculina y Sofía representa el gran salto que las mujeres españolas pudieron dar para controlar sus vidas. Los acontecimientos que rodean a Daniel le cambiarán para siempre, siendo para Sofía imposible reconocerle.
La contextualización de la obra es primordial. Nada tendría sentido si no comenzase a finales de los sesenta. La situación que vivía Europa da pie al desarrollo de una trama fundamentada en el espionaje. Si bien se trata de ficción, esta historia es completamente verosímil.
El libro arranca con una anécdota, la clave para comenzar a leer con ganas. La autora nos cuenta el origen de la canción Libre compuesta por José Luis Armenteros y Pablo Herrero Bravo. Un homenaje a la primera víctima mortal del Muro de Berlín que tantas veces ha sido versionada. La música cobra mucha importancia en esta novela. Tanta, que tiene su propia banda sonora compuesta por el hijo de la escritora, Javier de Jorge. Sofía se desvive por esos momentos que pasa sola disfrutando de los vinilos, y gracias a estas canciones podemos ponernos un poco más en la piel de los protagonistas.
Si hubiera que poner alguna pega a esta obra es el final. No por que sea predecible o deje indiferente al lector. Si no por la última decisión de Sofía, que vuelve a ceder ante las decisiones de su marido dejando de lado su sueño. Sin embargo, es el esperado final feliz.
Amena, sorprendente, interesante, maravillosa. La última novela de Paloma Sánchez-Garnica es una obra de arte. Recomendada, sin duda, para los amantes de la historia, pero también para quienes amen los misterios, el romanticismo, las historias de espionaje y estén dispuestos a vivir, durante unas páginas, una inolvidable aventura.